El surco nasogeniano es una de las primeras líneas de expresión que aparecen en el rostro y una de las que más preocupan a nivel estético. También conocido como “línea de la sonrisa” o “pliegue nasolabial”, se encuentra entre la aleta de la nariz y la comisura de los labios.
Su presencia es completamente natural, pero con el paso del tiempo, la pérdida de colágeno, el movimiento muscular repetitivo, la flacidez y otros factores pueden hacer que este pliegue se marque más de lo deseado. Este cambio puede generar una apariencia más cansada, envejecida o incluso triste, aunque la persona se sienta llena de energía.
Muchas personas acuden a consulta buscando soluciones para suavizar el surco nasogeniano y devolver a su rostro un aspecto más joven, fresco y natural. Hoy en día, existen técnicas avanzadas, tratamientos no invasivos y cuidados diarios capaces de mejorar notablemente este pliegue sin perder la expresión natural.
Es el momento de explicarte en detalle qué causa el surco nasogeniano, qué síntomas presenta, qué puedes hacer para prevenirlo,
qué tratamientos existen actualmente para suavizarlo, qué cremas te pueden ayudar y qué consejos puedes seguir desde casa para mejorar su apariencia. La clave no es solo tratar este pliegue, sino comprender cómo funciona el envejecimiento facial y cómo actuar de manera preventiva y correctiva para lograr resultados duraderos.
¿Qué causa el surco nasogeniano?
El surco nasogeniano está presente desde edades tempranas, pero suele volverse más profundo con el paso del tiempo debido a diversos factores. Algunas de las principales causas son:
- Envejecimiento natural. El rostro pierde colágeno, elastina y ácido hialurónico, los componentes responsables de mantener la piel firme. Esto provoca que la piel se vuelva más delgada y menos resistente a los pliegues de expresión.
- Pérdida de grasa en los pómulos. Una de las razones más comunes del marcado de este pliegue es la pérdida de volumen en la zona media del rostro. Cuando la grasa se desplaza o disminuye, la piel cae ligeramente y el surco nasogeniano se acentúa.
- Movimientos repetitivos al hablar o sonreír. Sonreír es maravilloso, pero el músculo se mueve miles de veces al día. Con los años, este gesto repetido deja huella.
- Exposición solar prolongada. Los rayos UV aceleran el envejecimiento, rompen fibras de colágeno y deterioran la elasticidad de la piel.
- Estrés, insomnio y hábitos poco saludables. Fumar, consumir alcohol en exceso, falta de descanso o mala alimentación empeoran el estado de la piel.
- Cambios de peso bruscos. Adelgazar rápidamente provoca pérdida de soporte facial, lo que marca más el surco nasogeniano.
- Genética. Algunas personas tienen predisposición a desarrollar pliegues más profundos a edades tempranas.
El surco nasogeniano suele ser consecuencia de varios factores combinados. La buena noticia es que existen tratamientos preventivos, correctivos y cuidados diarios para reducirlo o retrasar su aparición.
Cuidados para prevenir el surco nasogeniano
La verdadera prevención del surco nasogeniano empieza mucho antes de que este se marque visiblemente. La piel tiene memoria, y los hábitos diarios construyen o deterioran la salud de nuestro rostro. Estos son algunos cuidados fundamentales para la prevención del surco nasogeniano:
- Protección solar diaria. No importa si está nublado, el sol sigue ahí. Usa protector solar a diario y reponlo si vas a estar expuesto.
- Deja de fumar. El tabaco destruye colágeno, reduce oxigenación y acelera notablemente las arrugas faciales.
- Hidratación adecuada. Beber agua y usar cremas adecuadas contribuye a mantener la piel flexible.
- Dieta rica en antioxidantes. Frutas, verduras y frutos secos ayudan a combatir el daño oxidativo celular.
- Ejercicios faciales con moderación. Pueden mejorar la tonicidad muscular, aunque deben realizarse correctamente para no profundizar líneas.
- Una rutina de skincare adaptada. Productos con retinol, vitamina C y péptidos estimulan el colágeno.
Estos cuidados no eliminan por completo el surco nasogeniano, pero sí pueden retrasar su aparición y mejorar la calidad de la piel de forma significativa.
Síntomas del surco nasogeniano
Aunque no se trata de una enfermedad, el surco nasogeniano tiene signos visuales en el rostro que pueden indicar envejecimiento o pérdida de volumen. Los síntomas más comunes del surco nasogeniano son:
- Línea o pliegue marcado desde la nariz hasta la boca.
- Sensación de “rostro cansado” o más envejecido.
- En personas jóvenes, pliegue visible al reír pero permanente con el tiempo.
- Caída leve de mejillas o flacidez en la zona media del rostro.
- Desproporción entre ojos, pómulos y boca debido a pérdida de volumen.
Muchas personas describen el surco nasogeniano como una arruga que envejece de manera prematura aunque la piel del resto del rostro se vea bien. Esto ocurre porque el ojo humano asocia el pliegue profundo con cansancio, tristeza o edad avanzada.
Consejos para reducir el surco nasogeniano
Además de los tratamientos profesionales, estos consejos pueden ayudar a retrasar la aparición o reducir la profundidad del surco nasogeniano:
- Duerme al menos 7 horas diarias.
- Evita dormir boca abajo o con la cara apoyada.
- Mantén una dieta alta en antioxidantes (berries, aguacate, espinacas, nueces).
- Masajea el rostro con movimientos ascendentes.
- Aplica protector solar todo el año.
- Evita el alcohol, el tabaco y el exceso de azúcar.
- Realiza mantenimiento si te has aplicado tratamientos con ácido hialurónico.
Pequeños cambios en el día a día pueden marcar una gran diferencia con el paso del tiempo.
El surco nasogeniano y los hábitos saludables
El surco nasogeniano forma parte de la expresión natural del rostro, pero su acentuación con el tiempo puede provocar que la apariencia luzca más cansada o envejecida. Comprender qué lo causa y cómo prevenirlo permite actuar de manera anticipada y cuidar la piel de forma más consciente.
La combinación de hábitos saludables, una rutina adecuada de cuidado facial y tratamientos médicos estéticos mínimamente invasivos pueden suavizar este pliegue de forma natural, manteniendo la expresión personal sin perder identidad. Cada rostro es único, por lo que la clave está en un diagnóstico personalizado que tenga en cuenta el tipo de piel, la edad, la flacidez, el estilo de vida y las expectativas del paciente.